
Carlos Eduardo es un mediapunta de escandoloso nivel técnico, rápido, con una estratosférica conducción de balón en carrera y una gran visión de juego, que le capacita para dar ese último pase que sólo saben enviar los grandes jugadores. Es de esos futbolistas que necesitan estar en contacto permanente con el cuero, porque si no lo hacen se diluyen y su luz se apaga. Un jugador al que es muy difícil arrebatar el balón, ya que a su gran catálogo de pases, añade un buen repertorio de regates propios de los artistas del balón. Además de un fenomenal asistente, tiene gol, ya que posee un preciso disparo con su pierna izquierda, que le hace un consumado especialista ejecutando golpes francos, como así lo demuestran los ocho tantos conseguidos la pasada campaña. A pesar de su juventud, es un futbolista con la cabeza fría, ya que sus compañeros lo buscan cuando el rival realiza una presión intensiva. Su gran defecto es que, en ocasiones, conduce el balón en exceso y es un poco individualista.
Como la mayoría de los futbolistas brasileños, creció en el seno de una familia humilde. Empezó a dar sus primeras patadas a un esférico en un equipo de fútbol sala de Aljuricaba, su pueblo natal. Con apenas quince años, cambió las pistas por los campos de fútbol e ingresó en la prestigiosa cantera del Gremio, de la que han salido mediapuntas del nivel de de Ronaldinho o Anderson. El 20 de Enero de 2007, Mano Menezes, técnico del Gremio por esas fechas, le dio la oportunidad de debutar ante el Sao José en el Campeonato Gaucho. A partir de ahí, se hizo indiscutible en las alineaciones de su equipo, jugando como segundo punta escorado a la banda izquierda, y fue pieza clave en la conquista del Campeonato Estadual y en el subcampeonato cosechado en la Copa Libertadores, en la que sólo Boca Juniors impidió que el Gremio se coronara cómo rey de América. Su gran año llamó la atención del seleccionador sub-20 brasileño, que le convocó para acudir al Mundial de Canadá en esa categoría. Brasil tenía un gran bloque y Carlos Eduardo tuvo que conformarse con ver desde el banquillo el triste campeonato realizado por los verdeamarelhos, que cayeron en octavos de final ante el combinado español.
Tras la disputa del Mundial sub-20, el Hoffenheim llamó a su puerta y, atraído por el proyecto ambicioso de Dietmar Hopp y la buena oferta económica, comenzó su trayectoria en el continente europeo. La primera campaña salió tal y cómo se había previsto, se consiguió ascender a la máxima categoría del fútbol alemán y Carlos Eduardo se convirtió en el motor del equipo. Ya en la Bundesliga, el Hoffenheim, dirigido por la perla brasileña desde la posición de mediocentro, se convirtió en la revelación, al liderar el campeonato durante casi toda la primera vuelta. Pero la lesión de su máximo artillero, Vedad Ibisevic, pesó como una losa en el equipo y el conjunto dirigido por Ralf Rangnick entró en una crisis de resultados que le dejó fuera de las competiciones europeas. Finalmente tuvieron que conformarse con la séptima plaza, que no está nada mal para un recién ascendido.
es cierto lo que dijiste de los jugadores que juran lealtad a su club, messi sera algo asi hace poco firmo hasta el 2016.
ResponderEliminarparece buen jugador eduardo, falta como a todas las promesas experiencia.
saludos...